Las diferentes versiones del ensayo "Wear Sunscreen" (Usa protector solar)
La columnista Mary Theresa Schmich escribió en 1997
un ensayo bajo el título “Wear Sunscreen” en el periódico estadounidense Chicago Tribune. Con la redacción de este texto la periodista quiso advertir a la sociedad de
la fugacidad de la juventud y aconsejarles una serie de “buenas prácticas” para
alcanzar un disfrute pleno de la vida.
El discurso de Schmich se extendió rápidamente por los Estados Unidos y comenzaron a crearse leyendas
urbanas que atribuían su auditoría a Kurt
Vonnegut, escritor estadounidense defensor de las libertades civiles y el
pensamiento humanista. Incluso el periódico “New York Times” llegó a
entrevistar a Vonnegut acerca del ensayo.
Aclarada la polémica,
Schmich publicó un breve libro que constituía una adaptación ampliada del
ensayo: “Wear Sunscreen: A primer of Real Life” (1998). Gracias a esta
publicación, Mary Theresa Schmich ganó el Premio Pulitzer 2011.
Muchos
autores utilizaron el discurso de Schmich para sus canciones, bandas sonoras y
películas. El primero en hacerlo fue el director
de cine australiano Baz Luhrmann que en su
álbum de 1998 “Something for
everybody” incluyó
la versión remezclada de “Everybody’s Free (To Feel Good)” bajo el nombre
“Everybody’s Free (To wear Sunscreen)”.
El resultado fue un vídeo de 5:05’en el
que se puede escuchar una voz en off que reproduce literalmente las palabras del
ensayo de Mary Theresa Schmich sobre una serie de imágenes sugerentes y muy
ilustrativas. La música acompaña la emotividad del vídeo y alimenta el dinamismo
conseguido gracias a la rapidez con la que las imágenes aparecen y desaparecen,
se mueven y se combinan con diferentes tomas cortas.
En
este momento, la canción fue difundida rápidamente por radio e Internet
extendiéndose primero por EEUU y más tarde llegando a todos los rincones del
mundo. Esta versión se emitió en The Tonight Show, The Today Show y The View
(realities estadounidenses), así como en VH1
y MTV. También apareció en el
Reino Unido, Australia y Japón, aumentando aún más el impacto mundial que el
ensayo de Schmich, creado dos años atrás, había despertado.
En 1999 la compañía de
medicamentos Sanofi Adventis creó su
propia versión del ensayo a cargo de la agencia de publicidad brasileña DM9DDB. Este vídeo tiene una duración de
7:09’ y es concretamente en el que voy a centrar mi análisis.
Se trata de un vídeo
formativo con un claro matiz conductista. Este modelo educativo se centra en el
estudio empírico de la conducta con una intención reeducadora. Y ese es
precisamente el propósito del vídeo que desde el primer segundo comienza
emitiendo una recomendación: “Si pudiera ofrecerles un consejo para el futuro, sería el uso del
protector solar. Sus beneficios a largo plazo se han demostrado
científicamente. El resto de mis consejos no tienen ninguna base confiable y están
basados sólo en mi propia experiencia. He aquí mis consejos (…)”
Podemos distinguir desde un principio
los roles que los diferentes actores adoptan durante el proceso de comunicación
del mensaje audiovisual. El emisor, activo y dominante, se posiciona como
instructor, como “consejero” del receptor, como “conductor” de éste hacia su
propia realidad, su perspectiva concreta. Con la intención de persuadir al
espectador, convencerle de su propio mensaje, le muestra una serie de consejos
y advertencias “para conseguir una vida más feliz”.
El problema está en que esa “felicidad
subjetiva” aparece como impuesta, externa al espectador. El trasfondo del
mensaje está basado en una serie de premisas que el emisor previamente ha
establecido como buenas, reales o verdaderas; sin tener en cuenta otras
perspectivas y sin considerar al receptor y sus individualidades. “Existe una
única verdad y es la que te estoy transmitiendo” diría el emisor.
La intención del mensaje es persuadir al
espectador, creando una imagen agradable y positiva del producto comunicativo compuesto por imágenes llamativas y breves mensajes alentadores sobre diversas cuestiones existenciales de la vida. Algunos de estos mensajes, que se
presentan en forma de consejos, son: “disfruta de la
fuerza y belleza de tu juventud”, “no te preocupes por el futuro”, “no te
sientas culpable si no sabes muy bien qué quieres en la vida”, “aprende a
entender a tus padres”, “llévate bien con tus hermanos”, “respeta a tus mayores”,
“no esperes que nadie te mantenga” (…).
El espectador, por su parte, adopta una
postura pasiva y perceptiva, siendo condicionado por cada idea que le va
mostrando el vídeo segundo a segundo. Como resultado, obtenemos un conjunto
comunicativo de imágenes y voz en off, al compás de una música que nos mantiene
expectantes y a la vez nos emociona. Un total de 7:09 minutos en los que se
“bombardea” al espectador con mensajes instructivos en forma de “recomendaciones”
cuyo único propósito es seducirnos y convencernos de la coherencia y la
importancia de tales advertencias.
El mensaje discursivo aborda cuestiones
sobre la belleza de la juventud, la fugacidad de la vida, el futuro entregado
al azar, los conflictos sentimentales… Temas que han sido, son y serán objeto
de inquietud y preocupación para los seres humanos por su naturaleza
incontrolable y casual. Por esta razón, es que el vídeo consigue, tan
efectivamente, conmover y emocionar al espectador para luego guiarle y dirigirle
por el “camino adecuado” que le conducirá a la adopción de la conducta propuesta.
Y esta es la clave del modelo conductista de educación.
En este caso, se pretende procurar un
contexto de optimismo y esperanza en el que el espectador se encuentre cómodo y
emocionado por la belleza de las imágenes y las palabras que se locutan. Un
contexto que conmocione y mantenga al espectador vulnerable ante la gran
cantidad de estímulos a los que está sometido. Y son estas llamadas de
atención, de luz, color y felicidad las que consiguen seducirle y convencerle
de que la idea que se está transmitiendo es la correcta, la real o la
verdadera.
Cabe destacar la importancia de frases como
“nunca entenderás la fuerza y la belleza de tu juventud hasta que se te haya
marchitado”, “sé que te
han hecho daño pero yo estaré ahí esperándote para ayudarte”, “los problemas
que realmente tienen importancia en la vida son aquellos que nunca pasaron por
tu mente” porque sitúan al emisor como el sabio, el conocedor de la vida, la
figura paternal y al espectador como el ignorante, el desconocedor, el
inconsciente.
Podría destacarse también el empleo del miedo,
del terror que invade al ser humano cuando se menciona el tema de la muerte o de
la fugacidad de la vida. Práctica que se realiza con la intención de conseguir
una reacción concreta en el receptor. En este caso es evidente mediante las
frases: “cuanto más pase el tiempo más
necesitarás a las personas que conociste cuando eras joven”, “aprende a entender a tus padres, será
tarde cuando ellos ya no estén” y “tú también envejecerás y cuando seas viejo
añorarás el tiempo en el que eras joven”.
El
modelo conductista de educación está basado en propiciar las circunstancias
necesarias para que el individuo adopte una conducta determinada previamente, dejando
a un lado su elección personal, su independencia y sus intereses propios.
Mediante la sugestión y la seducción se intenta guiar al espectador hacia la
meta establecida, ofreciéndole como incentivo una recompensa. En este caso, ésta
es la felicidad plena, el éxito, la satisfacción, el disfrute máximo de la vida…
¿Qué persona no querría tener todo esto?
Esta es, bajo mi punto de vista, la clave del éxito de este producto comunicativo. Según el discurso si te guías mediante los consejos y recomendaciones que se anuncian conseguirás una vida plena y feliz. El problema radica en que cada persona tiene unas circunstancias, intereses y objetivos diferentes en la vida por lo que resulta muy arriesgado establecer una ecuación común a todos los seres humanos que asegure la felicidad plena.
Esta es, bajo mi punto de vista, la clave del éxito de este producto comunicativo. Según el discurso si te guías mediante los consejos y recomendaciones que se anuncian conseguirás una vida plena y feliz. El problema radica en que cada persona tiene unas circunstancias, intereses y objetivos diferentes en la vida por lo que resulta muy arriesgado establecer una ecuación común a todos los seres humanos que asegure la felicidad plena.
Existen muchas cosas en la vida de una persona que van más allá de las
realidades idealizadas que aquí se presentan. No es necesario que venga nadie
externo a imponerte sus verdades sin considerar las tuyas. Y además, lo más interesante
de vivir es experimentarlo por ti mismo. Errar y volver a levantarte, el
aprendizaje del camino, el desarrollo personal...
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